Una comisión de FICUNAM para cuatro directores, Liminal busca jugar con afinidades poéticas entre el cine y la música. A través de las diferencias estéticas y generacionales, los cineastas exploran esta relación a través de cuatro historias distintas en cuanto a contexto e imaginario. Dentro de la categoría de cine de autor mundial, Philippe Grandrieux y Lav Diaz tienen mucho en común en cuanto a sus afinidades con la forma cinematográfica radical: ambos son extremadamente inventivos en su relación práctica entre la música y la narración. Con La lumière la lumière, el artista y director francés evoca la relación obsesiva entre dos mujeres cuya existencia se mantiene por una voz lúgubre y por el famoso dúplex de Saturn Drive de Alan Vega y Marx Hurtado. En The World is Cold, el director filipino describe la vida de un joven y sus sueños musicales entrelazados con imágenes de un futuro errático, fantasmagórico y lleno de obstáculos. Apoyándose en una estética completamente diferente, Manuela de Laborde y Óscar Enríquez, dos jóvenes directores mexicanos, abordan los fenómenos musicales de forma bastante diferente. A través de texturas sonoras caóticas, Manuela de Laborde nos lleva a tres paisajes radicalmente distintos en su Azúcar y saliva y vapor donde las sutiles y sensuales texturas musicales se entrelazan con un leitmotiv de fondo. En Lady Lázaro, Óscar Enríquez emplea el canto operístico como protagonista y como medio sobrenatural de curación espiritual para las almas rotas.