Para empezar, algunas imágenes analógicas, un recordatorio sentimental de nosotros mismos, material biológico, de que todo tuvo una forma antes de desaparecer. A estas imágenes les siguen otras digitales, en las que se puede escuchar la respiración de alguien. Después, máxima visibilidad: el ojo que todo lo ve por su enorme potencial para poder mirar en todas las direcciones. A veces podemos apreciar a algún ser humano, supervivientes de una catástrofe que se llevó consigo a los dinosaurios. FREM es un documento, una examinación poética del procesamiento de imágenes, una película de ciencia ficción. Con su insistente radicalidad, une los reinos imaginarios del arte y la investigación; de la realidad y la ficción; del retratado y del que retrata.