El crimen está desatado en los barrios altos de Santiago, o eso es lo que piensan los acomodados habitantes de Las Condes y Lo Barnechea. A través de publicaciones en una app de seguridad reportan a cualquier persona que les pueda parecer sospechosa sin razón aparente, mientras las municipalidades alimentan esta paranoia instalando globos de televigilancia israelitas para "combatir el crimen" en sus barrios. Estos aparatos de última tecnología pueden grabar 24/7, observando todo lo que ocurre en las comunas e ignorando cualquier tipo de privacidad de sus habitantes. A través de los ojos de estos globos el espectador vigila estos barrios donde finalmente no pasa nada, el problema real no es el crimen sino los acomodados habitantes que que muestran el prejuicio y clasismo tan inherente a la elite chilena.