En un bosque cercano a las carreteras en algún lugar de Francia, hay hombres esperando entre los árboles en el silencio del sonido y la luz naturales. Cada hombre espera a que llegue otro hombre. Las miradas a través de las hojas, buscan cuerpos en movimiento. Los cuerpos masculinos se suceden a través de los árboles para encontrar un lugar donde establecerse. En la ejecución de un deseo contenido, sus cuerpos se encuentran. En contacto unos con otros, esos hombres de repente se vuelven tan vulnerables, su piel tan suave, sus manos tan cálidas, sus rostros tan infantiles. Parece que pueden romper a llorar en cualquier momento. Tan pronto como se vuelven a vestir, se van sin conocer el nombre del otro, sin recordar las caras del otro. Nunca se volverán a encontrar.